Hay tres formas compuestas de la instrumentación que estaban prestadas de la música turca/otomana y ya son parte de la música árabe hoy: el Sama’i, el Longa, y el Bashraf. El Sama’i ha sobrevivido lo mejor de las tres, como los músicos árabes continúan hasta el día de hoy en el siglo XXI preparando esta forma.
Las tres formas están basadas de un coro que repite que se llama “taslim” y una cantidad de diferentes versos que se llama “khana.” Las tres composiciones están basadas en un maqam y tienen ese “sayr” del maqam, además que sus modulaciones populares. Por esta razón, el maqam y su compositor son parte del nombre de la composición.
El Sama’i es una forma compuesta instrumental que consiste en cuatro khana, cada una seguida por el mismo taslim. La estructura de un Sama’i es K1, T, K2, T, K3, T, K4, T. Todas las secciones son compuestas en el Iqa‘ Sama‘i Thaqil, salvo el cuarto khana lo cual normalmente está compuesta de un ciclo rítmico y corto como Iqa‘ Sama‘i Saraband o Iqa‘ Sama‘i Darij.
La Longa es la forma que es la segunda más popular de las formas instrumentales del periodo otomano. Normalmente está compuesta en la corta y salta forma Iqa‘ Fox para los khana y Iqa‘ Malfuf para el taslim.
Ambos longas de la época otomana empleaban maqamat semi-tonal como Nahawand, Hijaz, y Nikriz, y también empleaban las melodías que evocaban a la música del Oeste de Europa. Muchos compositores árabes ya siguen siendo esa manera de crear.
El Bashraf es la forma menos común de las formas instrumentales de los otomanos y se queda típicamente en el área de lecciones de música y los ejercicios instrumentales. El Bashraf consiste en cuatro khana, cada una seguida por el mismo taslim, y es poco común usado de los músicos árabes.
Diferente al sama’i, el bashraf normalmente sigue un solo iqa‘ durante toda la composición, en muchos casos de un iqa’ de ritmo par como el Masmudi Kabir (8/4), Mukhammas (16/4), Shanbar (24/4), Dawr Al Kabir (28/4) o un ciclo rítmico otomano más largo.
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